Este invierno está siendo especialmente duro en Madrid. Y en otras muchas partes. Antes lo llamaban temporal, ahora ciclogénesis explosiva. La cuestión es que no para de llover y hacer frío, los ríos desbordados y las costas destrozadas por las olas.
Un raro día de enero en que el tiempo nos dio una tregua, soprendí a estos pajaritos en la copa del árbol pelado. Pobres. ¿Dónde se refugiarán?
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