jueves, 11 de junio de 2015

Ledesma y sus baños

Los Baños de Ledesma deben su fama a la calidad de sus aguas termales y allí fui pero, ¡oh sorpresa!, resulta que NO pertenecen al término municipal de Ledesma; se encuentran a 8 km de su núcleo urbano y otro pueblo limítrofe, VEGA DE TIRADOS, administra el complejo del balneario. Cosas que pasan. El balneario hoy es propiedad del sindicato minero y por ello, los precios son muy asequibles. 
La oportunidad de llegar hasta Ledesma fue única y visité el pueblito que me encantó, no lo imaginaba tan cuidado, ni tan limpio, ni tan interesante.
Ledesma sin duda ha apostado por el turismo, se nota en sus calles, en su comercio y en los paneles explicativos que algún equipo listo ha dispuesto por cada rincón. 
El Puente de Ledesma, visto desde el núcleo urbano

Se accede desde la carretera, no autovía pero de muy buen estado, a través del puente que se ve al fondo en la foto. El otro, el medieval, conduce hasta una ermita que no llegamos a visitar porque estaba cerrada.


En la Plaza Mayor, de característicos soportales de granito, se encuentra el Ayuntamiento, la Iglesia y un pequeño comercio tradicional que sobrevive gracias a su buen género y a su cuidado escaparate. 

De la tiendecita me llevé judías pintas que sólo se dan en la provincia en Nuevo Naharros, Pelabravo, en la zona de huertas. También compré buenos quesos y embutido. Me gusta llevar comida de regalo y recuerdo, mejor que cualquier tontería.
Y luego, paseando por el centro, me da siempre por fijarme en cosas peculiares, como las casas curiosas o los detalles que algún día coleccioné.
Detalle de una puerta donde la gatera se ha taponado y se han perforado orificios para que el vestíbulo de la casa respire

Ventana de casa palaciega

Vivienda rehabilitada que ha aprovechado los componentes de la arquitectura tradicional con muy buen juicio, a mi parecer. La fachada a la calle presenta unos huecos muy pequeños, bien tratados, y la luz y el aire entran por el patio interior: una costumbre muy árabe, por cierto, y con otras ventajas además de las climáticas. 
Y cierro este mini.reportaje con una foto de una plaza del pueblo en la que hay un pequeño castillo reconstruido. El rigor del invierno (era febrero) daba al sitio un toque tétrico pero bello. Me hice el propósito de volver en primavera y hacer la foto desde el mismo punto, pero...

Pero estamos ya en verano y no he vuelto. Siempre quedarse con ganas de volver, eso es fantástico.

Albarracín, tin tin

A mi amiga, la leonesa Pilar, Pili, Pi y Column.

Camino desde Teruel a Albarracín, me encontré con un hermoso río truchero a un lado, el Guadalaviar, y al otro, montes que me recordaban mucho a mis tiempos de adolescente con mi familia en Tragacete (Cuenca). Resulta que es "el otro lado" de la sierra (mi falta de conocimiento en Geografía me avergüenza, aunque más bien es despiste). 

El río Guadalaviar, truchero y relajante  

Como con la ciudad de Teruel, me lo imaginaba de otro modo, ya no sé cómo; más montañoso, sinuoso y... ¡distinto!
El pueblecito de Albarracín se eleva sobre una cima hasta la antigua muralla, a la que no llegué. A través de calles muy inclinadas y muy hermosas, se va recorriendo el centro histórico, que lo tienen muy limpio y coqueto, con muchos bares y restaurantes (que no falte el bar nunca).


 Arriba, foto tomada desde los soportales de la Plaza Mayor
    Callejeando por Albarracín, en la foto de abajo 


El Palacio episcopal, hoy sede de la Fundación de Santa María de Albarracín ocupa el punto más alto del centro. Esta Fundación ha hecho y sigue haciendo mucho por la revitalización de la sierra y del pueblo.
El centro centro, donde tiene su sede el Ayuntamiento, como todo pueblo que se precie, es la Plaza Mayor, pequeña, llena de turistas, con mucho ambiente ese día.

En el área más baja de cota, convertida en parque municipal, se puede descansar, relajarse junto al sonido del río, disfrutar de excelentes vistas, hacer fotos y hasta perderse... Pepo se despistó como los ancianitos seniles (lo que es, aunque no lo parezca) y anduvimos perdidos un angustioso cuarto de hora.




Hay otro barrio nuevo más lejano, al otro lado del río, donde han proliferado más hoteles, aparcamientos, campings... En esta zona no nos detuvimos.

lunes, 8 de junio de 2015

Teruel, tonta ella, tonto él

Imaginaba Teruel… Cuando uno, por fin, ve algo que ha imaginado durante mucho tiempo, acaba por olvidar la imagen imaginada. (Mucha mag hay aquí).
¿Existe, no existe?
De mudéjar tiene algunas torres que le dan la fama, la ciudad es pequeñísima, provinciana (para lo bueno y lo malo). La cifra de treinta y cinco mil habitantes censados habla por sí misma. Una jornada es suficiente para verla o al menos, para recorrerla. 
Torre mudéjar de San Martín.

La leyenda de los amantes, que también contribuye a su fama, está señalizada por doquier. Las tumbas se encuentran ahora en un mausoleo no visitable por perros ni sin euros, por tanto nos tuvimos que conformar con la estatua (fea para mi gusto) donde los turistas se fotografían.
Juan e Isabel se hallan ahora en un mausoleo que gestiona una fundación 

Hay, sin embargo, varias agradables sorpresas por las que (me) merece la pena la visita. Una de ellas, la bonita plaza donde está (casi) todo: el Ayuntamiento, Correos, Hacienda… 
 La céntrica Plaza donde está (casi)todo


Precioso artesonado de la Catedral que fotografié a hurtadillas en misa de once (para no pagar más euros). Otro motivo para ir: este artesonado. 
De la Catedral son muy dignos su crucero y también, la placita trasera.  En la foto se aprecia el mal estado de algunas edificaciones colindantes y, al fondo, el crucero mudéjar. 
Y lo más sorprendente (para mí): su arquitectura modernista, sin muchos ejemplos, pero muy hermosos. Todos en la Plaza del Torico y su entorno. La de la foto, una buena muestra.

Al otro lado del río, existe una colonia jardín de viviendas unifamiliares a la manera del Viso madrileño, hoy convertidas casi todas, ¡NO todas!, en residencias.

Que Teruel existe lo pude comprobar. Que ya lo he visto, también.