domingo, 1 de septiembre de 2013

Magdalena

Península hermosa de hermosas vistas, palacio de reyes antaño y hoy cuna de nobles menesteres tales como la Cultura. Ciencias y Letras se dan la mano en los meses estivales para dar y recibir, recibir y dar, al ritmo del suave clima cántabro, a quienes tenemos la suerte de ser acogidos.

 Desde mi ventana
Llegando a Palacio
Este curso 2013, fue Eduardo Mendoza quien nos recordó del papel sanador de la Literatura, sanadora para el alma, comparable al ejercicio físico para el cuerpo. Nos contó que el mayor cuento es la Biblia, que la ambigüedad es una virtud literaria que permite al lector ser intérprete. Nos despojó a lo literario de todo poder moralizante y nos recalcó el valor de saber idiomas, de leer en versión original. Nos habló de lo que nos hablan los libros: de esa enorme gama de personas y situaciones que nos enriquecen, de ese mundo polícromo por contraposición con el fútbol, donde sólo existe una visión monocroma de la realidad.
Nos vaticinó el fin de la novela. Proust y Joyce ya acabaron con ella. Lo que venga... nadie sabe.
Nos hizo, en fin, un recorrido histórico por las figuras más relevantes de la Literatura con sus comentarios siempre llenos de simpatía y ternura. Durante cinco días, sin parar, Eduardo no se ausentó ni una sola vez, cumplió su labor con tanta dignidad como sentido del humor.
Volveremos a la Magdalena.

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